martes, 9 de octubre de 2007

Me subo al tagadá

Hoy tenia en mente escribir temas profundos. Podría ser el tema endoscópico que tenía pendiente o una maldita crítica a algunos tipos de mujeres que hoy me han sacado de casillas, pero no... De pronto un tema toma más protagonismo en mi cabeza. Hoy, en medio de un mar de palabras dichas a lo largo del día me escuché decir la frase: "es que como ya voy a casarme"... Luego de haberlo dicho durante algunos meses, recién hoy me llegó en realidad. De pronto la frase "voy a casarme", "voy a casarme", "voy a casarme", empezó a tomar más fuerza y también más sentido. De pronto me lo dije una vez más "voy a casarme"... y me sentí feliz... y asustada!
Hoy, que estaba conversando con mi madre las adecuaciones que le haremos a un anexo de mi casa, donde viviré con mi esposo, cayo sobre mi todo el peso de la realidad. Ya no seré hija de familia, ni podré andar por la vida con las escasas responsabilidades de ser únicamente estudiante y colaboradora en una empresa. Ahora (en algunos meses) seré yo quién sea responsable de otra persona, de su bienestar y de que se encuentre feliz. Ojo, el susto arriba referido no es inseguridad, es temor de, quizá, no ser lo suficiente buena para ello y decepcionar y mi familia (la nueva).
Tengo defectos, soy neurótica muchas veces, suelo no ser muy buena para darle rápida solucion a los problemas y por ahi otras "virtudes en vías de desarrollo", que podrían complicar un poco mi coexistencia conyugal.
A pesar de la dulce incógnita de lo incierto, de mis temores y de mis nuevos roles a los que me acostumbraré, este es un paso que quiero dar. Por amor, por convicción, por que quiero amanecer cada día con su mano agarrada de la mía. Me imagino arreglando nuestro cuarto, los colores que utilizaré, de que manera arreglaré sus cosas para que se sienta cómodo, que he de cocinarle y como lo haré. Imagino muchas cosas, miro mi anillo en la mano y la piel se me pone de gallina.... Es una mezcla de emoción y temor, como cuando subí al tagadá por primera vez...

"...pero yo seré tu esposo, tú serás mi esposa
y yo
prometeré
que te querré
y tú también prometerás
que me querrás
con tanto miedo
que cruzarás los dedos..."

"Por ti me casaré"

Eros Ramazzotti

viernes, 5 de octubre de 2007

Pequeñas clínicas, tristes experiencias

Nunca sospeché que mi regreso a una clínica sería tan deprimente. Estaba ahi por compañía, gracias a Dios, no por necesidad personal. Eran las 9 de la mañana cuando el doctor ordenó el ingreso... Una parca, pero luego algo amable enfermera, tomo los datos de mi madre, a quién de ahora en adelante llamaremos la víctima. Se llamaba Guadalupe, tenia el rostro moreno, inexpresivo y con algo de acné. Vivia al suroeste de Guayaquil y ese dia le tocaba turno completo de 24 horas.
-Pase, esta es su habitación, dijo Guadalupe, inventando una sonrisa.
Adentro, el panorama no podía ser más terrible. En medio de cuatro paredes, de un estruendoso verde chicle, estaba una cama de hospital con el colchón dos tallas menos del tamaño de la estructura. Las paredes estaban "decoradas" con una franja amarilla que atravesaba el cuarto desde la puerta hacia el lado derecho, y desde la puerta hacia el lado izquierdo el inocente verde pastel era impunemente violado por una franja blanca. La mezcla de colores me hacía sentir inquieta, alterada... Alto, en una de las esquinas yacía un antiguo televisor de perilla, blanco y negro, con el volumen descalibrado. En el piso abundaban hormigas y pequeñas cucarachas. Si la víctima la pasaba mal, el acompañante no la podía pasar mejor, pues para el que compartiera la tortura de estar ahi, había, dispuesto en una esquina, un sofá, casi al ras del piso, infestado de hormigas, polvo y un asqueroso olor a viejo y a guardado. Lo peor de todo, tener que pagar por todo esto.
El baño era otra infeliz aventura, pues era de 1X1, y recibía todo el calor del aire acondicionado, que por cierto, luego de un día de "hospedaje", empezó a lanzar humo y se quemó.
Cuando llegó el momento de la colocación del suero, a la gentil enfermera se le ocurrió utilizar un cateter de por lo menos unos 9 centímetros, cuando lo usual es que los sueros se coloquen con los de 5 centimetros. Mi pobre madre, que en cuestion de enfermedades ha aguantado casi todo, no pudo evitar sobrecogerse al ver la gigantesca aguja que sería insertada en su vena. Uno, dos, tres intentos...Pinchar una y otra vez, insertar la daga, sangre, ouch, no, ay!... Te vas a la verga enfermera! Salí en busca de un cateter decente para la víctima. Afuera la cosa estaba igual de fea... Chamberos olorosos a basura, calles oscuras y hombres morbosos...
Allí dentro de aquella clínica el tiempo no pasaba... Despues de autoputearme por la mala decisión de haber dejado a la víctima en aquel lugar, hoy ella descansa en una clínica decente.


Lea mañana: Placeres endoscópicos

martes, 25 de septiembre de 2007

Despertándose

“…El guardia duerme,
la ciudad construye insomnios,
y yo pienso en ti”

Alex Ron

Cuando la noche empieza a resignarse y se rinde profanada la negrura del cielo, es cuando mi día comienza… Cinco de la mañana. Guayaquil es una toma en pausa, una foto a oscuras, un juego de silencios que ni siquiera los semáforos se atreven a interrumpir, pues ellos aún duermen titilantes, en su perpetuo amarillo, amarillo, amarillo, amarillo…

Los autos van como les da la gana, algunos más lento que otros y pareciera que no hay ninguna prisa, a esta hora la ciudad se mueve a cámara lenta y con pereza. Todos duermen menos yo. Es un espectáculo de bostezos, sombras, grises, luces tenues y pasividades disfrazadas del que disfruto morbosa. En la radio suena una de esas cumbias de fin de año. Yo solo alcanzo a divagar. A lo lejos puedo ver a un Bolívar y San Martín sumidos en la más obscena oscuridad... quizá y suelten sus manos cuando nadie los ve.

Luces, gente, bulla, tráfico, sol… Todo se lo ha llevado la madrugada y la madrugada me ha traído hasta aquí…

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Realidad

Una mujer embarazada con una bala en la cabeza y otra en la espalda, un niña violada, un hombre golpeado luego de ser asaltado, carros chocados, niños que mueren victimas de las circunstancias policias que caen de sus motos, personas que vehementemente arrancan cosas de otro sin ningun reparo... Hoy siento la realidad más que nunca, me vomita en la cara toda su certeza de que está ahi, de que me puede alcanzar en cualquier momento, de que quizá muy pronto no pueda escapar de ella...
Movida por esa realidad que me conmueve muchas veces hasta las lágrimas hoy regreso por lo que me debía hace un par de años. Siento como si, luego de un largo viaje, regresara nuevamente a mi casa...
He vuelto...